
publicaciones

Desafío: renegociar convenios colectivos
Desafío: renegociar convenios colectivos
Fuente: Ambito Financiero – Pág. 9
Autor: Julián Arturo de Diego
Fecha: 30-08-06
Los convenios colectivos de 1975 se han convertido en letra muerta o en fuente de numerosas distorsiones, y actualizarlos requiere de un proceso gradual y razonable de negociación que los adapte a las nuevas tecnologías, a las nuevas formas de organizar el trabajo, y la creación de oportunidades de trabajo, en especial, para los jóvenes en su primer empleo.
Desafío: renegociar convenios colectivos
Los convenios colectivos de 1975 se han convertido en letra muerta o en fuente de numerosas distorsiones, y actualizarlos requiere de un proceso gradual y razonable de negociación que los adapte a las nuevas tecnologías, a las nuevas formas de organizar el trabajo, y la creación de oportunidades de trabajo, en especial, para los jóvenes en su primer empleo.
Eficiencia, competitividad, empleo decente, empleabilidad y crecimiento en estabilidad se ponen en juego en los nuevos convenios colectivos que comienzan a ser objeto de discusión en las grandes actividades. Las alternativas para salir de textos que se discutieron en épocas pretéritas, y que mantienen su vigencia por medio de la ultraactividad surgida de la legislación vigente, no pueden concretarse en forma instantánea, y de hecho, ya han comenzado a renovarse sobre la base de pequeños y constantes retoques que se han intercalado en los acuerdos salariales celebrados en el último año y medio.
En alguna medida, todo este proceso de negociación parte de una contradicción que puede constituirse en una trampa. Los sindicatos no van a resignar los beneficios o las ventajas logrados en los convenios, y de hecho, a pesar del anacronismo, muchos aspiran a regresar a institutos que se consideraban superados por el tiempo y por la evolución de la economía y de la producción.
Por su parte, las empresas necesitan que el modelo de los convenios se modernice sin que se incrementen los costos. Es más, sobre la base de la articulación de ciertos institutos, sería conveniente que se adecuen dentro de nuevos parámetros, reemplazando, por ejemplo, recargos salariales anacrónicos, como los existentes para los sistemas de turnos o para el trabajo en descansos y feriados, o los porcentajes que se basanen la antigüedad del trabajador, por sistemas que se basen en la eficiencia, la competitividad y que premien las mejoras de productividad.
Interés común
La creación de nuevas unidades de negociación como es el caso de «la rama nuclear» entre el sector empleador y la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), la regulación convencional de los «call centers» para la provincia de Córdoba con la Federación de Empleados de Comercio (FEC), la regulación del nuevo convenio de empresas de emergencias médicas entre la federación empresaria y la Federación Argentina de Trabajadores de Sanidad (FATSA), y los nuevos convenios que se siguen negociando y acordando, tanto de empresa, como de actividad o establecimiento, reflejan el interés común de ambas partes de fijar las nuevas reglas que, en rigor, son las que mejor marcan el futuro de las relaciones laborales.
En estos acuerdos se han establecido sistemas de jornadas adaptados a las necesidades de cada sector, sistemas de turnos rotativos continuos o alternados, trabajo de temporada con ciclos predeterminados, cobertura de trabajo las 24 horas y los siete días, con horarios de descanso adecuados a cada sistema, y por último, un régimen razonable de salarios fijos y variables, lo suficientemente versátil como para ponderarlos en función de los resultados, con bases mínimas razonables. También se han fijado reglas para resolver los conflictos sobre alcances y efectos de las normas convencionales, a través de las comisiones paritarias de interpretación, así como sistemas de autocomposición de conflictos colectivos, para evitar las huelgas intempestivas (ad nutum) como los enfrentamientos por temas plurindividuales.
Las escalas salariales se han adecuado a las nuevas descripción de funciones y competencias, y se han simplificado las categorías estableciendo bandas salariales con rangos mínimos y máximos yuxtapuestos, lo que permite arbitrar un razonable subsistema de remuneraciones respaldado por mecanismos de evaluación de desempeño.
Quien enfrente este nuevo camino negociará y acordará condiciones para mejorar el futuro del modelo de relaciones laborales. Por esta vía se podrán encontrar mejores soluciones en cada actividad o empresa que las que proponen muchas de las reformas que se discuten en el Congreso nacional.