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Reina la violencia en reclamos por aumentos y cambio en impuesto.
Reina la violencia en reclamos por aumentos y cambio en impuesto.
Fuente: Ámbito Financiero – Pág. 6
Autor: Julián A. De Diego (Especialista en temas laborales)
Fecha: 24-07-07
La violencia física e indiscriminada es el elemento común de un gran número de reclamos salariales por los efectos del Impuesto a las Ganancias para los trabajadores en relación de dependencia (4 Categoría).
Los incendios de Puerto Deseado, generados presuntamente por marineros disidentes del sindicato, destruyendo las instalaciones de los trabajadores de la alimentación (plantas industrializadoras de pescado) obligaron a enviar fuerzas de seguridad para evitar el caos.
Si bien se busca en este caso la mediación de las autoridades, es curioso destacar que los reclamos son contra el Estado nacional por las retenciones del Impuesto a las Ganancias, que en su momento generó una excepción a favor de los trabajadores petroleros para la zona patagónica. También se impugna el convenio colectivo firmado por el gremio con una cámara empresarial, y los aumentos salariales firmados por los mismos dirigentes del sector.
Ningún derecho justifica la violencia salvo la legítima defensa contra la opresión, decía Santo Tomás de Aquino. La violencia -en primer lugar- es un fenómeno que opera contra todos y tiene por destinataria a la sociedad entera, a quien en general se perjudica a la par que al Estado y a los empleadores. Es curioso observar que en los eventos comentados se trata de producir el daño más amplio y más profundo posible (en las personas y en los bienes), dejando generalmente heridas irreparables, sacrificando inclusive hasta vidas humanas.
Incontrolable
La violencia es además impredecible e incontrolable, ya que -cuando se dispara un fenómeno colectivo- los acontecimientos se desencadenan en forma totalmente desarticulada, incentivados por pasiones rencorosas, resentimiento, y muchas veces por medios artificiales. La falta de límites puede provocar desmanes irrazonables que perjudican a los mismos promotores, como los incendios de Puerto Deseado, que han destruido el lugar de trabajo de otros empleados.