Julián de Diego afirmó que la negociación salarial 2008 repetirá el modelo del año pasado: la discusión se resolverá en Buenos Aires
Afirma que la protagonista principal de la discusión salarial de 2008 será “la inflación real” y sostiene que es razonable un piso de aumentos del 15%. Pero lamenta que, sepultada la posibilidad de celebrar el pacto social (la gran promesa de campaña de la presidenta Cristina Fernández) el modelo de negociación sea el mismo que el del 2007, es decir, centralizado en sólo tres actores: la CGT y de la UIA y en el Estado, sin la participación de las economías regionales. En una entrevista con LA GACETA, Julián de Diego, también se refirió a la necesidad de que las provincias empiecen, en serio, a diseñar modelos de desarrollo, que apunten al crecimiento sin dependencia de la Nación.
– ¿Qué se espera en materia de discusión salarial para este año?
– El Gobierno nacional anunció, primero, un pacto social que parte de la premisa de un gran acuerdo intersectorial donde el sector empresario, el sindical y el Estado convengan temas centrales y el marco que los limita. Hoy ya nadie habla del tema, de modo que es previsible que continúe el modelo de 2007. Por ende, habrá que esperar una pauta oficiosa en torno de la cual los gremios y las cámaras empresarias pactarían los ajustes salariales. Nuevamente se plantea la inequidad que imponen negociaciones centralizadas en Buenos Aires que no consideran las dificultades y el marco de las economías regionales. Un avance sería que cada región participe en la discusión salarial.
– ¿Cuál debería ser el piso de los incrementos?
– En un contexto precitado como este, la protagonista principal será “la inflación real”, y en torno de ella es probable que giren las negociaciones. Para el Indec la inflación fue inferior al 9% en 2007, mientras que las estimaciones privadas indicaban un piso del 17%. Puede ocurrir otro tanto en 2008, de modo que es razonable pensar en un piso del 15%. Los sindicatos pretenden ajustes superiores al 20%. El tema se dirimirá en las paritarias.
– ¿Cómo deberían fijarse las subas, por productividad, por inflación, cuál es la fórmula más adecuada?
– La inflación juega un papel distorsivo porque impone ajustes por el deterioro del signo monetario. Resulta claro en cualquier economía que las mejoras de salarios deben relacionarse con mejoras en la productividad y con la preservación de la competitividad de las empresas. Inversiones de mediano y de largo plazo, productividad y competitividad son esenciales para que las empresas inviertan, arriesguen y mejoren la calidad del trabajo, y el valor real de los salarios.
– ¿Cómo ve la política salarial del Gobierno?
– No hay cambios en la política salarial del Gobierno Nacional. Los salarios se discuten en las paritarias, a menudo, bajo presiones y conflictos que resultan irresistibles o insostenibles. Es importante que el Estado no pierda su rol de árbitro del conflicto social, preservando la institucionalidad y el cumplimiento de la ley.
– ¿Qué tan peligroso puede ser psara el sector empresario que haya aumentos injustificados?
– Todo aumento logrado en conflictos ilegales e irracionales producen distorsiones que pueden afectar gravemente el equilibrio, la subsistencia y la rentabilidad de las empresas. El capitalismo moderno debe encontrar un adecuado equilibrio entre una mejora real de la distribución del ingreso, y la preservación de la rentabilidad en un mercado altamente competitivo.
-¿Cuáles son las preocupaciones empresariales en el ámbito laboral?
– Los aumentos de salarios en la negociación convencional y la puja por mayores aumentos dentro de las empresas y los conflictos colectivos que generan son las preocupaciones mayores de las empresas, que tienen serias restricciones para trasladar a los precios sus mayores costos. Los costos distorsivos pruducen efectos de mediano y de largo plazo que pueden ser irreparables. No hay que dejarse seducir por el espejismo de la suba del volúmen de producción y de facturación si no se logra una rentabilidad razonable.
– ¿Qué pasó con la discusión sobre las ART y los seguros?
– El proyecto fue analizado por el Ministerio de Trabajo, fue remitido luego a la Secretaría General de la Presidencia de la Nación, y desde allí nada más ocurrió. La Corte Suprema sigue castigando con diversos fallos la vigencia de la Ley de Riesgos del Trabajo. Es un capítulo serio y de alto riesgo real para las empresas que merece un tratamiento urgente. El ex presidente Néstor Kirchner pidió que la nueva ley se elabore en línea con los mandatos impuestos por los fallos de la Corte Suprema.
– ¿Cómo incide todo esto en los altos índices de empleo en negro?
– El empleo en negro es un flagelo que afecta a todos los países del mundo. En Francia y en Alemania se concentra en extranjeros indocumentados. En España y en Italia es un deporte nacional perseguido con mucha energía por los controles del Estado. Los niveles de los países centrales oscilan en el 20%, y en ese rango se ubican los países citados y Estados Unidos. Nosotros estamos en el doble de eso, con más del 40%. Es un nivel intolerable. El Estado debe dar el ejemplo blanqueando las situaciones irregulares. La responsabili- dad alcanza al Estado nacional, al provincial y al municipal. Las empresas pequeñas deberían contar con un régimen especial de promoción de su incorporación al mercado formal. Para una Argentina competitiva y moderna, es imprescindible que el trabajo mejore en cantidad de oportunidades, en un sistema equitativo de salarios, y en la calidad del mismo a través del trabajo registrado.
– ¿Hay forma de terminar con este espiral contínuo de reclamos salariales?
– Con una economía basada en “inflación controlada”, que yo llamo de “inflación contenida”, los ajustes de salarios no pueden dejar de contemplar esta variable. De hecho, el trabajador en general está descontento, porque sus eventuales mejoras no se traducen en una mejora de su calidad de vida ni de su poder de compra, sino en una suerte de carrera entre precios y salarios. La estabilidad y la lucha contra la inflación es prioritaria para que los salarios también logren un punto de equilibrio. Al respecto, es fundamental desarrollar en cada región del país los proyectos, inversiones y actividades que resulten más competitivas. Los productos regionales deben acoplar el mayor valor agregado posible. Deben incrementarse las inversiones en infraestructura de carreteras, vías de comunicación aéres y terrestres, y fomentar con ello la actividad turística. El turismo es una actividad con mano de obra intensiva, que genera oportunidades de trabajo, y producen divisas por la interacción con el turismo internacional. Las economías que dependan del Estado nacional seguirán padeciendo una crisis tras otra, hasta que cada provincia no asuma que el crecimiento depende del potencial que poseen tanto en el plano de los recursos humanos, como también el los recursos naturales y en sus producciones autóctonas y locales.
Julián Arturo de Diego
Consultor laboral de empresas y de entidades empresarias; profesor titular de derecho del trabajo y seguridad social de las carreras de grado y de posgrado de la Facultad de Derecho y de la de Ciencias Económicas de la Universidad Católica Argentina
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