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14 marzo 2018

Recursos inhumanos: cómo enfrentar al Harvey Weinstein de la oficina

Acoso sexual – Nuevos planteos: Los especialistas destacan la importancia de generar mecanismos de denuncia y la necesidad de cambiar la cultura dentro de las compañías

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Miercoles 14 de marzo 2018
Pocos días después de que se publicaran las denuncias por acoso sexual contra el megaproductor de Hollywood Harvey Weinstein, aún más actrices levantaron la mano y dijeron “a mí también me pasó”, entre ellas Angelina Jolie y Gwyneth Paltrow. Weinstein fue despedido por la empresa que cocreó, pero la verdadera consecuencia fue la avalancha mediática de reconocidos nombres propios que se sumaron a la conversación. Pero la propuesta de un hombre influyente de avanzar la carrera profesional de una joven mujer a cambio de un acto sexual no es un fenómeno que se limite a la alfombra roja, y efectivamente se da fuera de las fronteras de California.

“El acoso sexual no es un acto material, consiste en agredir o presionar a la persona para que le brinde un favor sexual a cambio de que no la despidan, la promuevan, le aumenten el sueldo u otro beneficio. No son manifestaciones de hechos, son expresiones verbales o escritas”, definió el abogado laboralista Julián de Diego, profesor de la UCA, la Universidad Austral y la Universidad Tres de Febrero.

En nuestro país no está tipificado el caso de acoso sexual específicamente, pero a veces se utiliza la figura del delito de extorsión. Tampoco hay datos de este fenómeno, pero el 54% de las mujeres estadounidenses dice haber experimentado avances sexuales inapropiados, de las cuales el 30% fue por un colega y el 25% de hombres con mayor jerarquía en el trabajo. El 95% de las veces no hubo ninguna consecuencia, según datos de una encuesta de ABC News y el Washington Post.

¿Qué pasa cuando el acoso es más sutil? “Es un terreno complejo. Por ejemplo, un elogio del jefe a la subordinada o un ‘piropo’, como se decía antes, no es en sí mismo un acto de violencia psicológica. Pero una insistencia de sutilezas puede dar lugar a una denuncia, ya que puede tener en el fondo una intención vinculada al acoso y alguien puede sentirse agredido”, explicó De Diego. El problema, remarcó, es que la evaluación de un acoso sutil es muy subjetiva y depende del nivel cultural, de educación y la confianza entre las personas. “Quien se siente acosada puede hacer la denuncia. En los regímenes de compliance se habilita la investigación y se recolectan las pruebas para examinar el caso”.

El socio de una agencia de publicidad le advierte a una colega casada: “Vamos a perder una de nuestras cuentas más importantes a menos que te acuestes con el cliente”. Es una escena de Mad Men, la serie acerca de una oficina en Manhattan en los 60, donde el whisky se servía antes del mediodía, el cigarrillo era parte de casi todas las reuniones y el acoso sexual no existía como concepto. “Si todos tenemos noches que cometemos errores y lo hacemos gratis”, “serás vos la que lo explique si perdemos la cuenta”, “fue idea del cliente, no mía”, son los argumentos que el personaje de Pete le da a Joan en la conversación. Ella se niega rotundamente, él le contesta: “Espero no haberte insultado”, a lo que Joan responde: “Lo entiendo”. Retrato de un acoso naturalizado, Pete escala la propuesta del cliente al resto de los socios.

Arriba de la mesa

“El efecto del caso Weinstein impulsó la oportunidad de poner en la agenda algo que se mantenía oculto. El tema es antiguo, pero su exteriorización todavía es nuevo, recién ahora las empresas establecen mecanismos preventivos”, explicó Alejandro Melamed, autor de El futuro del trabajo y el trabajo del futuro.

Melamed agrega que, si bien la mayoría de los casos es de hombres hacia mujeres, también se da con los géneros invertidos y entre hombres y entre mujeres, como el escándalo de las últimas semanas, por una foto íntima de Bernardo Caballero, el jugador del club Rubio Ñú de Luque en Paraguay, y el director de la institución. El jugador acusó al director de obligar a él y a otros jugadores a mantener relaciones.

“Cualquier acosador, por más perverso que sea, antes de actuar se lo plantea más veces si hay conciencia pública acerca de las consecuencias”, definió y recomendó que si alguien se considera una víctima tiene que sacarse el temor, compartirlo con alguien, evitar encontrarse en momentos a solas con el acosador y comunicar a las autoridades.

Para cualquiera con acceso a Internet fue difícil de seguir el ritmo de las noticias relacionadas al caso Weinstein. Una ola de titulares y tuits, notas y hashtags, las disculpas y las repercusiones inundaron las pantallas. Sin embargo, el 47% de las personas no se sorprendió por la noticia y el 25% cree que solo representan “la punta del iceberg” de la situación, según una encuesta de Lean In, la fundación para los derechos de las mujeres en el ámbito laboral cocreada por Sheryl Sandberg (número dos de Facebook).

“Esto pasa desde antes del cine mudo”, fue la reacción de muchos al conocer los detalles del caso Weinstein, y aunque puede que sea cierto, que la condena social aumente es una novedad. Naturalizado, como que la impresora anda cuando quiere y que siempre se charla alrededor de la máquina de café, no está más.

En la agenda

Cómo el tema del acoso laboral ganó terreno

  • Visibilidad : Las denuncias de Hollywood sirvieron para que el tema del acoso laboral saliera a la luz.
  • Cotidianidad : Más de la mitad de las mujeres en EE.UU. dice haber experimentado avances sexuales inapropiados en el trabajo.
  • Conciencia : Una de las ventajas de la mayor conciencia pública sobre el tema es que el acosador se replantea antes de actuar.
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