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8 enero 2019

Las clausulas de revision tratan de alcanzar el nivel de la inflacion

Las cláusulas de revisión propuestas por el ex -ministro Triacca habilitarán a todas las actividades que los hayan previsto la posibilidad de ajustar finalmente los salarios de los convenios colectivos con el IPC del INDEC del 2018 que se conocerá en pocos días, en rigor después del 19 de enero de 2019. Es sin dudas una pesada herencia que le brindó a los dirigentes de la CGT una garantía que habilite la equiparación entre inflación y salarios básicos convenio.

Publicado en El Cronista, martes 08 de enero de 2019
Como se recordará, reemplazaron a las cláusulas gatillo que tenían cierta automaticidad en lo que hace a equiparar salarios convencionales e inflación del 2017. Si bien la distinción fue considerada como una diferenciación dialéctica, los cambios se observaron en cada actividad en función de los distintos escenarios y sobre todo, de las más diversas expectativas. En la negociación del 2019 que se iniciará en marzo o en abril próximo se supone que estos mecanismos de actualización conforman parte de lo que la CGT llama derechos adquiridos.

Allí enfrentaremos dos desafíos, uno proveniente de la supuesta deuda del año pasado, que podría generarse si no se alcanzan en los básicos de los convenios el nivel de inflación que estará cerca del 50%. La mayoría de los gremios se tomará revancha de los ajustes que durante el año 2018 no llegaron a cubrir el mismo nivel que la inflación del índice de precios al consumidor. La segunda tiene que ver con obtener, como es habitual el mayor valor pretérito, para contar con ello como base de cálculo de la próxima negociación.

SMATA, por ejemplo, cuenta con un sistema de ajuste trimestral, que en los convenios de empresa firmados con las terminales le permite igualar y a veces superar la inflación. Otro tanto ha logrado la Asociación Bancaria, que logró ajustes contemporáneos con las expectativas inflacionarias, y ya acordó el puente del verano, reabriendo las paritarias en marzo, pero sin renunciar a la revisión. Armando Cavalieri se adelantó a los índices, y acordó un 45% con ajustes en enero, febrero y marzo de este año, y dejó flotando el bono de fin de año como suma no remunerativa, que a la sazón la mayoría compensó con los aumentos logrados en la paritaria.

Estos mecanismos predictivos permiten dar cierta certeza a los acontecimientos futuros, y de hecho, son en parte disparadores de conductas inflacionarias. En rigor, el status quo del momento que se acuerdan las cláusulas de revisión, y su equiparación con el IPC del INDEC son un acontecimiento inexorable y predecible. Solo acontecimientos imprevisibles, los cisnes negros pueden interrumpir esta secuencia, como ocurre con las actividades en las cuales se está pasando por una crisis financiera o económica.

Esta conducta está enfrentada con cualquier proceso que trate de generar empleo, y al contrario, lo que sigue es una rutina que conduce a impulsar los flagelos que decimos combatir cuando pensamos en la inflación y no pensamos en las condiciones que requieren las inversiones.

Los ajustes promedio del 2018, sin la aplicación de la cláusula de revisión experimentaron 26 y 28% en el sector convencionado, y levemente inferior en la economía clandestina, que en rigor es un valor estimado e incomprobable

Los analistas económicos más serios, en sus determinaciones a comienzos de 2018 fracasaron en forma unánime en sus predicciones. Solo salvaron el honor, los que no hicieron pronósticos como es el caso de Juan Carlos de Pablo. Hoy, estamos en una situación similar. Sin tener información del año 2019, los expertos que hacen pronósticos se animan a fijar la inflación para todo el nuevo año entre  el 28,7% y 29,2%, siendo casi una ironía fijar porcentajes con fracciones, en valores que parten de suposiciones que no son otra cosa que conjeturas en base a indicios, analogías y patrones tentativos.

En nuestra apreciación, los ajustes de salarios convencionales y los de fuera de convenio tendrán un vector principal que se basa en el curso exitoso o no de los negocios de cada sector y empresa, y en un segundo dato de referencia, que ya no es prioritario, es el de la inflación, que como sabemos es una versión sesgada del deterioro del signo monetario.

En rigor, con niveles como los actuales, se pierde la noción de precios relativos, sobre todo teniendo en cuenta nuevos parámetros como la incidencia de los tarifazos, la sobrecarga y la altísima presión impositiva, y el desenvolvimiento de los mercados. El Estado es sin dudas un socio obligado de todos los que operan dentro del mercado legal, que condiciona en forma determinante la subsistencia de las empresas. En un enfoque holístico, estamos inmersos en una entropía, es decir, en un desorden intrínseco que en alguna medida permite medir la incertidumbre que arrojan sus componentes, que en materia salarial espera procurar que las energías se orienten hacia una salida negociada bajo términos colaborativos, y en un plano laboral más amplio, aguarda que el Gobierno nacional sorprenda finalmente con una reforma laboral seria e integral.

Por Julián A. de Diego.
Director del Posgrado en RR. HH. Escuela de Negocios de la U.C.A.

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