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31 enero 2008

Peligro: índices y salarios irreales

OPINION
Peligro: índices y salarios irreales
Fuente: Ambito Financiero – Pagina 6
Autor: Julián A. De Diego (Especialista en temas laborales)
Fecha: 31-01-08


Julián A. de Diego
Moderación y prudencia fueron los pedidos concretos de Cristina de Kirchner a la hora de hablar de los salarios.


31/01/2008 Ambito Financiero – Nota – Opinión – Pag. 6
Peligro: índices y salarios irreales
Por: Julián Arturo De Diego

Moderación y prudencia fueron los pedidos concretos de Cristina de Kirchner a la hora de hablar de los salarios. En la conferencia de prensa, Lingieri aclaró que no se iba a caer en el error histórico de la UOM -que también integraba la delegación que visitó la Presidencia-cuando en 1975 los aumentos superaron 100% y dispararon -junto a otros factores-un recordado caos inflacionario.

Es una contradicción controlar, congelar, aprobar o impedir aumentos e imponer rebajas en los precios, y dejar total libertad en la puja por los salarios entre sindicatos y empresas en los convenios colectivos. Es más, ya se aceptó una movida deliberada que elevó el piso, como si los números reales fueran unos y la apariencia otra.

Cuotas

En efecto, varios gremios lograron ya levantar el piso reclamando una suerte de pago en cuotas que opera como refuerzo de aguinaldo o de vacaciones. Lo cierto es que cuando comience la negociación colectiva de los salarios del año 2008 cabe la incógnita si los gremios «se bajan» de esta suerte de anticipo que han logrado en este verano, o si lo toman como base para la nueva negociación. Si tenemos en cuenta que estos pagos a cuenta representan alrededor de 10% promedio de los salarios básicos convencionales, cualquier ajuste que se le adicione pasa 25% y puede llegar a 30.

Veamos el comportamiento de la inflación. Según el INDEC, el IPC no llegó a 9% en el año 2007 (8,5%). Las consultoras privadas más reconocidas establecieron que el índice correcto tenía un mínimo del doble, en torno de 17%, y hay evaluaciones que llegan a 26%. Los salarios durante 2007 aumentaron en promedio alrededor de 23% con un piso en 16% y un techo en 32%.

Podemos concluir de estos datos es que la inflación y los aumentos salariales durante el año 2007 tuvieron una evolución similar, lo cual no es un accidente. En rigor, ambos factores operan de modo interactivo, y a la vez, en términos naturales, se tiende a recuperar poder de compra frente a la llamada «dinámica de los precios».

Si partimos de la premisa de un comportamiento similar en el año 2008, lo más probable es que los ajustes de los convenios colectivos oscilen en torno de la inflación real. La inflación proyectada en el Presupuesto Nacional es de 7,7%. A su vez, el Poder Ejecutivo ha hecho circular la idea de que 15% sería un parámetro razonable de ajuste, y que sería deseable que dicho ajuste se extienda por lo menos por dos años. Los gremios han difundido su aspiración que oscila entre 25% y 30%. Si tomamos los valores precitados, el promedio oscila en 17%.

Disparador

En función de los elementos precitados, resulta claro que los convenios y los acuerdos a los que se llegue pueden ser un disparador de la inflación, y que ésta quede fuera de control. No es correcto ni sensato el análisis por el cual cada sector debe conceder los aumentos que resulte posible dentro de cada actividad, cuando los costos de la cadena de valor son acumulativos.

Tampoco es válido reafirmar que la discusión salarial no tiene piso ni techo, ni tiene límites, cuando la Presidente pidió a uno solo de los sectores en pugna -a la CGT- moderación y prudencia. Al contrario, la retracción en la escalada salarial es fundamental para evitar que los aumentos produzcan el indeseable descalabro de la economía.

Despropósito

Por último, es también un despropósito evaluar el comportamiento de los precios y de los salarios con índices o determinaciones que no se compadecen con el principio de «la primacía de la realidad», que se basa en desechar la apariencia, la fachada, el velo o la máscara con que se cubran los hechos, a fin de visualizar la verdad. De nada sirve que discutamos la validez de los índices oficiales, cuando cada ciudadano comprueba día a día que no son el fiel reflejo de la realidad. En síntesis, la próxima negociación salarial debe ser clara y transparente, debe ponderar por sobre todo la necesidad de continuar con el crecimiento sostenido dentro de un marco de inflación controlada, y para ello deben abandonarse los dilemas y las contradicciones entre verdad formal y verdad real. Cualquier camuflaje que se les coloque a los acuerdos salariales con el fin de disfrazar los ajustes reales será inútil a los fines de evitar que los mayores costos laborales, de una forma u otra, lleguen a los precios.

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