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16 mayo 2019

Las reformas estructurales aseguran la movilidad social

La historia juzgará a quienes postergaron el futuro desarrollo de nuestro país impidiendo u obstaculizando la reforma laboral y otras reformas estructurales imprescindibles para que podamos ser competitivos a nivel local, regional o global.

Publicado en El Cronista, 16 de mayo de 2019
Es un hecho comprobable que nuestro modelo de relaciones laborales originado en nuestro retrógrado derecho laboral, está desplazando y expulsando trabajadores en relación de dependencia hacia otros modelos de contratación, como son el caso de los emprendedores autónomos, los tecno-trabajadores, los empleados públicos típicos y los monotributistas y contratados por el estado, los trabajadores a distancia, el trabajo clandestino y las nuevas formas y modalidades de canalizar el trabajo humano.

Dado que siempre hay que diferenciar el dato del relato, veamos las evidencias. No podemos salir de 6.000.000 de trabajadores en relación de dependencia de la actividad privada registrados, número que se ha mantenido por más de siete años. No se crearon los puestos de trabajo que importa el crecimiento vegetativo de la población, que en estos siete años supera 1.000.000 de personas que se incorporan al mercado. A su vez crecen el empleo no registrado, el trabajo irregular, el trabajo en gris, el trabajo autónomo, y las nuevas formas de contratación como las que surgen de UBER, RAPPI, GLOVO, PIDALO YA, CADIFY, y similares. El sistema expulsa a los trabajadores tradicionales en relación de dependencia, y se inclina hacia alternativas anómalas, por la carencia de un marco normativo de avanzada, que hemos postergado por los últimos veinte años.

Este proceso, que implica un desplazamiento de ciertos grupos sociales que tradicionalmente se refugiaban en un trabajo estable hacia otras alternativas, conformando así un proceso que se denomina de movilidad estructural o forzada.

Las causas de esta migración son de la más variada factura, pero se encuentran en primer término el avance de las nuevas tecnologías, y las condiciones generales (legislación rígida, altos costos directos, carga impositiva) y particulares (recesión, inflación, falta de crédito e inversiones) del mercado laboral. Casualmente, los eventos que hoy definen nuestra crisis y ahondan nuestra decadencia acelerando el proceso de destrucción de fuentes de trabajo y de empleos, por lo menos en la forma que lo hemos visto en la historia reciente.

Los estudios entre sociedades de países de alto nivel de desarrollo  han determinado que existe una clara correlación entre la desigualdad y la baja movilidad social. De ocho países estudiados: Canadá, Dinamarca, Finlandia, Suecia, Noruega, Alemania, el Reino Unido y los EE. UU., este último tenía la mayor desigualdad y la movilidad más baja, en especial en los niveles más vulnerables, y el modelo económico adoptado mejoró el escenario y permitió subir varios peldaños al subir en la escala. ​

Los estudios también han encontrado “una relación negativa” entre la desigualdad de ingresos y la movilidad intergeneracional. Los países con bajos niveles de desigualdad, como Dinamarca, Noruega y Finlandia tenían una de las mayores movilidades, mientras que los dos países con un alto nivel de desigualdad, Chile y Brasil, tenían una de las más bajas.

Reconocer las disparidades entre el origen y sus oportunidades educativas pone de relieve cómo los patrones de movilidad educativa influyen en la capacidad de las personas para experimentar la movilidad social. Los estudios revelan que hay un efecto directo de los orígenes sociales que no puede explicarse por el logro educativo. ​

Otra evidencia sugiere que, utilizando una medida detallada del logro educativo, teniendo en cuenta factores como el estatus universitario y el campo de estudio, la educación completa el vínculo y la movilidad entre los orígenes sociales y el acceso a empleos de primera clase.

Otro factor esencial es el rol de la capacidad mental a nivel individual en la búsqueda de logros laborales ya que los puestos profesionales requieren credenciales educativas específicas cada vez más exigentes, que misteriosamente se alcanzan con el esfuerzo individual bajo ciertas condiciones.

La capacidad mental puede contribuir a la consolidación de la clase social en forma independiente en función del logro educativo real, como ocurre en los países que cuentan con una clase media consolidada como se da en países de Latinoamérica, y se verifica también en sujetos inteligentes sin conocimientos técnicos terciarios o universitarios, en los individuos con mayor capacidad mental logran hacer uso de dicha capacidad para trabajar y ascender en la escala social.

Este estudio dejó claro que la transmisión intergeneracional del logro educativo es una de las formas en que se permitía ascender en la clase social dentro de una familia, si consideramos dos o tres generaciones.

Los resultados sugieren que la movilidad social ha aumentado en los últimos años en Gran Bretaña y otros países centrales. Según estudios irrefutables se necesita una movilidad general de alrededor del 22% para mantener la distribución de la inteligencia relativamente constante de una generación a otra dentro de cada categoría ocupacional o entre categorías ascendentes.

En nuestro país, postergar las reformas estructurales como la laboral y la impositiva puede generar fuga de cerebros, estancamiento y regresión de la movilidad social, y decadencia sistémica social, laboral y económica.

Por Julián A. de Diego.
Director del Posgrado en RR. HH. Escuela de Negocios de la U.C.A.

El Cronista 16.05.19 - JdD

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